
Fontana di Trevi
La Fuente de Trevi es la mayor, más ambiciosa y más famosa de las fuentes monumentales del Barroco en Roma. Según la actual división administrativa del centro de Roma, está situada en el rione de Trevi.
La costumbre romana de construir una bella fuente al final de los acueductos que traían agua a la ciudad fue resucitada en el siglo XV, con el Renacimiento. En 1453, el papa Nicolás V terminó de reparar el acueducto Aqua Virgo y construyó una simple pila, diseñada por el arquitecto humanista Leon Battista Alberti, para anunciar la llegada del agua.
En 1629 el papa Urbano VIII, encontrando la fuente anterior poco dramática o monumental, pidió a Bernini que esbozase posibles renovaciones, pero el proyecto fue abandonado cuando el papa murió. La contribución duradera de Bernini fue cambiar la situación de la fuente al otro lado de la plaza para que quedase frente al Palacio del Quirinal (de forma que el papa también pudiese verla y disfrutarla). Aunque el proyecto de Bernini fue desechado en favor del de Nicola Salvi, hay muchos toques del primero en la fuente tal como fue construida. También existe una maqueta anterior llamativa e influyente hecha por Pietro da Cortona.
Los concursos se habían puesto de moda durante el Barroco para rediseñar edificios, fuentes e incluso la Plaza de España. En 1730, el papa Clemente XII organizó un concurso sobre la fuente en el que Nicola Salvi perdió, a pesar de lo cual recibió el encargo. Los trabajos empezaron en 1732 y terminaron en 1762, mucho después de la muerte de Clemente, cuando el Neptuno de Pietro Bracci fue situado en el nicho central. Las estatuas de Abundancia y Salubridad, en los dos nichos laterales fueron esculpidas por Filippo della Valle.
Salvi murió en 1751, con su obra a medio terminar, pero antes se aseguró de que la fea firma de un barbero testarudo no estropease el conjunto, escondiéndola tras una vasija esculpida. La Fontana de Trevi fue terminada en 1762 por Giuseppe Pannini, quien sustituyó las suaves alegorías presentes por esculturas planas de Agripa y Trivia, la diosa romana.
Nadie debería marcharse de Roma sin ver la Fontana de Trevi. Las gradas que descienden hasta el estanque suelen estar siempre llenas de turistas, que permanecen un buen rato contemplando el espectáculo diseñado por Salvi: un canto al agua y a la vida, que transmite su optimismo a todos los que lo visitan. No es casualidad que sea aquí donde surgió la costumbre de arrojar una moneda al estanque para asegurar el retorno a la Ciudad Eterna. Todos saben que el rito carece de fundamento, pero ¿cuántos son capaces de resistirse?
